El asunto de la unidad, de lo unitivo es un tema extenso cuando se lo trata de forma intelectual y es mucho más sencillo cuando se lo puede experimentar. ¿Cómo puedo entonces experimentar esta unidad interna que aparece a veces tan elusiva?
No es algo que se pueda explicar bien, debido a la naturaleza de lo que se experimenta pero puedo tratar de definir algunos aspectos que la hacen posible como experiencia. El lío con todo esto es casi siempre referido a las expectativas que se forman de manera inconsciente alrededor de las palabras usadas, al mismo tiempo que esas mismas palabras pueden aclarar mucho el tema en sí. Muchas veces nos referimos a nosotros como “uno” - “uno se levanta y toma desayuno”, “uno se enoja”, por ejemplo. La palabra “unidad” tiene también significado externo. Se la considera como un “todo”. Se habla de la “unidad básica”, de la “unidad de fomento”, de la “unidad de los pueblos” (a pesar de que no existe), etc.
De un modo u otro, lo que percibimos como unidad tiene características que nos dan la sensación de tranquilidad, de orden, de paz, de armonía, de un todo, de originalidad ( a veces), etc. pero no siempre caemos en cuenta de un aspecto casi determinante que no aparece en las descripciones y tiene que ver con la relación con el medio. Ninguna de esas palabras y sensaciones existen separadas de nuestra interacción con el mundo. En palabras más simples, sentimos o no sentimos unidad interna cuando hacemos algo. Es en el hacer, en la acción, que nos damos cuenta de lo que sentimos. Es en la interacción con otros seres humanos donde verdaderamente podemos registrar la unidad o falta de unidad interna.
Esa acción se la considera “válida” si logra producir el registro de unidad y la validez no está dada por una moral, una religión, una ética o una regla social. Tiene poco que ver con lo epocal, a pesar de la enorme influencia que ejerce sobre cada persona.
El registro de la acción válida es aquel que se experimenta como unitivo; es aquel que da al mismo tiempo sensación de crecimiento interno, y es también aquél que se desea repetir porque tiene sabor de continuidad en el tiempo.
Visto de otro modo, la acción válida no es circunstancial y no es temporal. Funciona por repetición, por gusto y se proyecta en el futuro. Y eso, además de producir unidad interna, produce acumulación de actos dentro de uno.
En el lado opuesto está lo que no es unitivo y como se experimenta, cómo se siente eso, es muy parecido a estar dividido internamente. La división interna entre polos de tensión produce lo opuesto de la unidad, o sea la contradicción. Uno lo experimenta como confusión, como desequilibrio, a veces como irritabilidad, otras veces como decepción, muchas veces como estrés y así siguiendo. Es bueno notar que todos estos registros son mucho más fáciles de experimentar que los de unidad interna.
Se podría decir que en mucho de lo contradictorio está presente el sentimiento de que a uno “le falta algo”. Y se expresa en frases o pensamientos silenciosos como: “No tengo suficiente…”; “Si tuviera…”; “No me gusta ser tratado así…”;”No es mi culpa que…”; etc. La carencia o lo que “no es” casi siempre está presente. O sea el prisma con que se percibe a uno mismo, a otros y al mundo que me rodea es negativo o carencial. Peor aún, cuando “obtengo” lo que soñaba con tener, no dura mucho esa felicidad tan buscada y vuelvo nuevamente a imaginar un nuevo deseo. La contradicción se nutre del deseo y de lo que imagino que no tengo.
Lo unitivo o la “felicidad creciente” (la felicidad estática no parece existir), el acuerdo con uno mismo son posibles cuando hay menos deseo, menos sufrimiento y por sobre todo cuando mis acciones en el mundo terminan en otros y no en mi.
Creo que es importante mencionar el hecho que el deseo produce contradicción y sufrimiento, no significa que uno no tenga deseos, sino que lo adecuado es ir disminuyendo, “elevando y purificando” el deseo. Muchos de los impulsos que tenemos pueden ir en una dirección unitiva si los empujamos en esa dirección, si los vamos convirtiendo y depurando. Después de todo, se empieza siempre con lo que uno tiene, de otro modo quedamos atrapados en el exitismo y en la carencia.
FOTO DE RAFAEL EDWARDS