Estoy interesado en el arte. Sí. Me interesa el arte pero desde una perspectiva o punto de vista y esta perspectiva se puede resumir de la siguiente manera:
“El arte como medio de expresión humana”
No me interesa la producción artística.
No me interesa definir “Arte”
Ciertamente no estoy interesado en nada remotamente conectado con la “creatividad artística” o el “proceso creativo” en el arte.
El hecho de que no me interesan esos aspectos no los hace menos importantes o valiosos. Tienen su valor y significado, pero no sería honesto si digo que los puedo incorporar.
Si el arte contribuye a la expresión humana, entonces es valioso y significativo, para mí. Si el arte contribuye al desarrollo social, entonces es valioso y significativo, para mi.
¿Por qué me interesa la expresión humana y porque me interesa el desarrollo social?
Porque soy un ser humano inmerso en un mundo de otros seres humanos. Nuestra existencia temporal y espacial es conocida por mi como “experiencia”. Estoy vivo (aparentemente) y lo que hago con mi vida es importante. Mi existencia, así como la existencia de los demás, está fuertemente condicionada por una multiplicidad de factores que no analizaré en este escrito y probablemente será suficiente mencionar los siguientes:
Todos venimos a este mundo sin la capacidad de elegir y es así como nacemos en un lugar de este planeta que no elegimos, nacemos en una ciudad, pueblo o región no elegida, en un contexto cultural no elegido; en un contexto social no elegido. Nacemos en una familia con un nombre y apellido que es dado. En suma, nacemos condicionados al máximo en una circunstancia temporal y material dentro de un momento histórico/cultural particular en el que sucede.
Mi existencia no es única. Es una existencia experiencial compartida. No hay nada demasiado único en mí, excepto la ligera diferencia en las características del cuerpo en comparación con otros seres humanos. Aparte de eso, además de una gran ilusión de singularidad, soy como todos los demás.
Como ya no me percibo como único, tampoco creo más en la “singularidad”, especialmente cuando se menciona en torno al tema del Arte.
Antes del Renacimiento, la producción artística era un quehacer anónimo. Era un esfuerzo social y no individual. No se asociaban firmas ni nombres con la producción artística. El arte era una actividad colectiva y tenía una expresión y una intención diferentes.
No tengo suficiente comprensión o datos para explicar por qué, pero puedo percibir que nuestra arquitectura, pintura, música, etc. pasó de ser una expresión de la sociedad en su conjunto a una en donde se puso énfasis en el individuo. Probablemente porque la actividad realizada no tenía nada que ver con la individualidad, con eso que se fue haciendo cada vez más fuerte con los siglos venideros. El anonimato fue degradado y el esfuerzo social se volcó hacia el individuo. Llegamos al siglo XXI y mucho de lo que percibo artísticamente está en ese contexto de la expresión individual.
Entiendo que es algo sumamente fuerte porque es el sistema en que nacemos - como es explicado anteriormente - es el condicionamiento social, cultural, regional y planetario en que estamos inmersos. Dicho de otro modo, es el medio ambiente en el cual nos desarrollamos y adquirimos lo que nos constituye como individuos con las características ineludibles de ese medio. Y en estas características de las sociedades actuales, el individualismo y la creencia en los individuos está a la base de todas ellas.
En mi proceso personal valoro los esfuerzos conjuntos. Me dejan un registro muy especial de una suave alegría y de complementación. Por supuesto puedo concebir producciones artísticas que no estén en esa franja, sin embargo, me parece interesante todo lo que es colectivo por la dirección que tiene y a lo mejor en un futuro no muy lejano el quehacer artístico se desarrollará a través de las actividades conjuntas.
En algunas producciones artísticas se plasman a veces los mejores intentos humanos y muchas veces coinciden estos intentos con búsquedas supra personales, con intuiciones de otros espacios y tiempos, con concepciones que se alejan a veces dramáticamente de lo que es impuesto por el momento histórico, con elaboraciones que tienen resonancia con lo que no es individual, sino más bien colectivo. Más o menos eso es lo que pretendo comunicar cuando me refiero a la dirección que puede tener el arte.
Varios años atrás, a principios de este siglo, un grupo de amigos y amigas creamos un colectivo cultural y artístico que lo llamamos “Antoja”. Hicimos muchas presentaciones, retiros, conversaciones, producciones conjuntas, etc. pero nos complicamos con la imagen del colectivo y después de algunos años decidimos disolverlo. Siempre he tenido la impresión de que a pesar de tal disolución en el 2005 mucho de lo que se hizo colectivamente y muchos de los intentos más interesantes en llevar lo “artístico” a un nivel más allá de lo personal, sin “despersonalizarse” fue algo importante, distinto y muy querido.
O sea, producir individualmente en un contexto grupal, en una dirección similar , con una perspectiva global y un sentimiento humanista profundo. Pienso que ese primer intento no ha sido en vano y ha quedado como un peldaño en el proceso de sacar el arte del contexto individualista y personal en que ha estado por siglos y llevarlo a una esfera comunitaria, colectiva y definitivamente en una dirección que refleja lo espiritual y social complementariamente.
Hablo de lo espiritual en un sentido muy amplio y no necesariamente religioso. Es casi imposible en esto que afirmo del arte no tener experiencias de gran inspiración y también es casi imposible no ver que históricamente mucho de lo construido artísticamente ha sido el producto de la inspiración. Esa inspiración es la que saca al artista del mundo convencional y a veces profundas revelaciones interiores aparecen conectadas como están con lo intuitivo y lo que va más allá de lo que percibimos con los aparatos sensoriales y estas producciones se plasman en lo que conocemos como poesía, pintura, música, teatro, ensayo, escultura, etc.
Casi me atrevería a decir que lo sagrado se puede expresar a través del arte que es concebido más allá de lo individual y paradojalmente transforma al individuo a su vez.
Quizás lo más importante en todo esto del arte es también lo más sencillo y lo más obvio. Se puede resumir en una corta frase de respuesta a una pregunta.
Pregunta: “Y para que todo esto?”
Respuesta: “Es un intento mas en establecer una comunicación…”
FOTOS DE RAFAEL EDWARDS